lunes, 13 de septiembre de 2010

Niñoz de Juárez, sumidos en la desesperanza*


Dos de cada iez habitantes de Ciudad Juárez son niños menores de ocho años, cuya primera infancia transcurre "en un contexto que atemoriza" a los propios adultos. En ese entorno de "catástrofe humana y humanitaria" tienen que crecer y desarollarse.

José Reveles

Se trata de poco más de un cuarto de millón de infantes, a su vez dentro de un segmento de población -la mitad del total- que son niños, adolescentes y jóvenes menores de 25 años (algo más de 600 mil).

Dentro de esa mitad de la población han sido heridas o caído ejecutadas cientos de víctimas inocentes, a las que el gobierno llama “daño colateral”.

Un libro de 76 páginas -acompañado de un disco compacto con imágenes de los niños consultados- revela cuáles son los sentimientos de esa infancia. Uno, dos, tres por mí y mis amigos se llama la encuesta realizada entre 2008 y 2010 entre cientos de pequeños en ciudad Juárez, cuyas frases y dibujos allí representados estrujan el alma.

Testimonios

-“No me gusta estar en la calle porque hay mucha violencia y me pueden pegar”, dice Gerardo, de cinco años.

-“En la calle hay muchos policías con pistolas”, percibe Chritopher, de seis años, cuya palabras aparecen en la letra “C” de Calle. Está Derecho en la “D”; la “J” de Juego; la “M” de Maestros/as; la “U” de Uniforme hasta llegar a la “Z” de Zumbar (pegar, burlarse).

-A propósito de uniformes Vladimir, de ocho años, percibe que “hay mucha tierra y no hay pavimento y están los soldados”; también de ocho, Raymundo confiesa que “me siento seguro en mi casa y en el trabajo de mi tío, que es soldado”. No siente lo mismo Úrsula, de seis años: “Los soldados nos cuidan, pero me dan miedo”.

-Clara, de siete años, ya está instalada en la realidad. Dice: “Llegaron las guerras y El Chapo Guzmán”. Patricio David, de la misma edad, sabe que “la violencia está por los que venden droga”. Raúl solamente tiene seis años, pero expresa con claridad: “No me gusta que las calles están llenas de cholos y malandros”. ¿Y por qué debe saber Aldo sobre las drogas si apenas tiene ocho años?: “Los lugares más peligrosos es dónde se guarda la mariguana”.

-Zaira, a sus ocho años, ya sabe de la muerte que le dejó un imborrable y doloroso recuerdo: “Es una casa con dos cholos fumando; no me gusta ese lugar porque ahí mataron a mi hermano hace dos meses”.

-Karina hace un cuadro. Lo primero que se le ocurre es “el pntión”, donde coloca ocho tumbas con sus respectivas cruces.

Uno, dos, tres por mí y mis amigos/ Las voces de las niñas y los niños pequeños de Juárez es una aportación para eso que pomposamente se ha denominado la recomposición del tejido social.

Coordinado por el Programa Infancia en movimiento, los testimonios reunidos son producto de consultas infantiles y participaciones de niños en reuniones promovidas por la Organización Popular Independiente y también por Casas de Cuidado Diario, Centro de Derechos Humanos Paso del Norte y las ONG Caminos Posibles y Ririki intervención social, que contaron con un financiamiento inicial de la Fundación Bernanrd Van Leer.

El problema para el futuro de este cuarto de millón de infantes es que “está totalmente marginado de las decisiones que, en política pública, se suman en su nombre”. Si no se atiende a este sector tan vulnerable, quedará sumido en la tristeza y la desesperanza, sostiene esta encuesta.

*Publicado en "El Financiero, 8 de septiembre 2010, No. 8153, Sección Sociedad, pág. 32."